PRANAYAMA (LA CUALIDAD DEL RITMO)
. Pranayama (la cualidad del ritmo):
Pranayama es el proceso de liberar nuestra respiración de las tensiones, de las restricciones impuestas por la vida, de permitirle madurar y fructificar en algo muy distinto de lo que estamos acostumbrados. Solo entonces puede emplearse para generar y aprovechar la energía eficazmente.
Nuestra respiración está íntimamente ligada a nuestra mente: a nuestros sentimientos y nuestros pensamientos. La calidad de nuestra respiración refleja nuestro estado mental. Así también ajustando la calidad de nuestra respiración podemos influir en nuestro estado mental. La libertad de la respiración depende tanto de asana como de bandha. La primera libera la tensión de las extremidades y de la columna vertebral, lo que brinda estabilidad y sostén para el movimiento de los pulmones; la segunda también sostiene la columna vertebral, mientras que al mismo tiempo ensancha el pecho y estabiliza y carga de energía los pulmones y el diafragma. Asana y bandha tienen un efecto directo en los pulmones y un efecto indirecto en la respiración. A medida que la columna se alarga, las costillas se abren y el diafragma y los pulmones se estabilizan, tanto la inspiración como la espiración fluyen, de forma natural, más libre y plenamente.
Durante la práctica, la calidad de nuestra respiración variará inevitablemente. Las posturas en las que somos capaces de establecer los bandhas y estabilizar nuestra estructura anatómica producirán una respiración lenta, suave, apacible, pero potente. Aquellas posturas que todavía nos presentan dificultades provocarán una respiración más intensa. Tenderá a ser un poco más rápida, un poco menos suave, y un poco más sonora. Manteniendo la atención en la calidad de la respiración, descubrirá que incluso en estos casos se ralentizará, haciéndose más suave y tranquila.
Nuestra respiración tiene que ser apacible y suave, sin esfuerzo, vital, rítmica y constante. No debe ser ni áspera, ni vacilante, ni tensa, ni forzada, ni desigual, ni inconstante. Si lo es, concentre más la atención en los bandhas y menos en los músculos voluntarios. No intente vaciar ni llenar completamente los pulmones: dejen que encuentren su propio volumen. No intente hacer su respiración más lenta: déjela que encuentre su propio ritmo. No intente hacerla potente: déjela que encuentre su propia potencia. El sonido de su respiración debe ser apacible, pero conteniendo una potencia sutil. Nunca contenga el aliento, déjelo fluir libremente. Ante una dificultad espire, profundizará más. Si su respiración es suave, tranquila, apacible y constante, esas cualidades también colmarán su mente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Publica un comentario sobre este artículo!