ARTICULO: ENERGIA EN GRUPO DE PATRICIA RIOS
yoga studio
Os presentamos un artículo de patricia Rios de la escuela ESCEN de Barcelona.
Esta es una escuela especializada en energía grupal y YOGA ENERGETICO y dinámico, entre otras cosas. Os propongo también imágenes de sus actividades en grupo:
UNA EXPERIENCIA SINGULAR
Os voy a relatar una experiencia que tuvo lugar en el Congreso Europeo de Terapeutas Psicocorporales de 1991 en Seefeld, Austria.
Era un evento de psicoterapia, no de terapia corporal y yo una desconocida, con lo cual mis expectativas eran pocas.
Comencé el trabajo con un grupo grande, muchos hombres (con lo cual había un buen equilibrio energético entre hombres y mujeres) y muy dispuesto a "entender" de qué trataba el trabajo con los chakras.
Comencé la sesión con el Centro Bajo: para generar energía, contacto con la tierra, con la realidad y con el propio cuerpo. También para que pudieran salir de la cabeza como único punto de apoyo y para cansar las resistencias. La entrega del grupo fue inmediata: pataleaban, gruñían, jugaban, luchaban. Cuando esta etapa se agotó continué con música lenta y suave y los dejé seguir moviéndose libremente desde el plexo solar o centro de las emociones; a los pocos minutos varios hombres, simultáneamente, comenzaron a llorar profundamente; fui acompañando a unos y a otros el tiempo necesario hasta que pudimos continuar. Llevé el movimiento hacia el Centro Cardíaco, que implica una evolución natural de la energía "del yo al nosotros", de la propia subjetividad u óptica hacia, los otros, el encuentro, la mirada, el contacto. La música a utilizar se me reveló en ese instante y su efecto fue mágico, decía así: "cómpreme Vd. señoriíto, que no vale más que un real, cómpreme Vd. este ramito pa lucirlo en el ojal..." era muy conocida, pero allí nadie hablaba castellano. Sin embargo comenzaron a caminar mirándose, abriendo los brazos y el rostro, conectando unos con otros.
Decidí continuar, aprovechando el cambio sutil que se había dado en el grupo para expandir esa energía que comenzaba a emerger a través del Centro Lumbo-Sacro; moviendo las caderas, relacionándose unos con otros, la emoción principal que reinaba era de diversión, libertad y alegría. Era sorprendente para mí ver a ese grupo de psicoterapeutas que no me conocían, ni se conocían entre ellos pasando por climas emocionales tan distintos en tan corto tiempo y con tanta entrega, como si estuvieran juntos desde hace mucho haciendo este trabajo como sucede en los grupos de crecimiento personal.
Se acercaba la hora de recogerlos y elegí el Centro Laríngeo, la expresión con la voz; terminaron cantando y juntando las manos en el centro, como un ritual espontáneo, en el que predominaba un gran sentimiento de unión. Nos sentamos en silencio tomados de la mano, habíamos llegado al Centro Coronario. Necesitábamos tiempo para salir del viaje que acabábamos de hacer.
Habíamos transitado por todas las energías que nos constituyen, nos habíamos desplegado y manifestado a través de cada una de ellas. Estábamos más en contacto y más plenos.
La explicación teórica con la que me proponía fundamentar el trabajo vivencial tuvo poco espacio e interés. En cambio era mucho más importante lo que habían sentido y lo que se llevaban. Nos despedimos con agradecimiento mutuo. Yo también estaba conmovida.
Se había relajado el intelecto como única puerta de entrada de conocimientos, permitiendo a las otras inteligencias (o Centros) realizar su propio aprendizaje.
Autora: Patricia Ríos
Os presentamos un artículo de patricia Rios de la escuela ESCEN de Barcelona.
Esta es una escuela especializada en energía grupal y YOGA ENERGETICO y dinámico, entre otras cosas. Os propongo también imágenes de sus actividades en grupo:
UNA EXPERIENCIA SINGULAR
Os voy a relatar una experiencia que tuvo lugar en el Congreso Europeo de Terapeutas Psicocorporales de 1991 en Seefeld, Austria.
Era un evento de psicoterapia, no de terapia corporal y yo una desconocida, con lo cual mis expectativas eran pocas.
Comencé el trabajo con un grupo grande, muchos hombres (con lo cual había un buen equilibrio energético entre hombres y mujeres) y muy dispuesto a "entender" de qué trataba el trabajo con los chakras.
Comencé la sesión con el Centro Bajo: para generar energía, contacto con la tierra, con la realidad y con el propio cuerpo. También para que pudieran salir de la cabeza como único punto de apoyo y para cansar las resistencias. La entrega del grupo fue inmediata: pataleaban, gruñían, jugaban, luchaban. Cuando esta etapa se agotó continué con música lenta y suave y los dejé seguir moviéndose libremente desde el plexo solar o centro de las emociones; a los pocos minutos varios hombres, simultáneamente, comenzaron a llorar profundamente; fui acompañando a unos y a otros el tiempo necesario hasta que pudimos continuar. Llevé el movimiento hacia el Centro Cardíaco, que implica una evolución natural de la energía "del yo al nosotros", de la propia subjetividad u óptica hacia, los otros, el encuentro, la mirada, el contacto. La música a utilizar se me reveló en ese instante y su efecto fue mágico, decía así: "cómpreme Vd. señoriíto, que no vale más que un real, cómpreme Vd. este ramito pa lucirlo en el ojal..." era muy conocida, pero allí nadie hablaba castellano. Sin embargo comenzaron a caminar mirándose, abriendo los brazos y el rostro, conectando unos con otros.
Decidí continuar, aprovechando el cambio sutil que se había dado en el grupo para expandir esa energía que comenzaba a emerger a través del Centro Lumbo-Sacro; moviendo las caderas, relacionándose unos con otros, la emoción principal que reinaba era de diversión, libertad y alegría. Era sorprendente para mí ver a ese grupo de psicoterapeutas que no me conocían, ni se conocían entre ellos pasando por climas emocionales tan distintos en tan corto tiempo y con tanta entrega, como si estuvieran juntos desde hace mucho haciendo este trabajo como sucede en los grupos de crecimiento personal.
Se acercaba la hora de recogerlos y elegí el Centro Laríngeo, la expresión con la voz; terminaron cantando y juntando las manos en el centro, como un ritual espontáneo, en el que predominaba un gran sentimiento de unión. Nos sentamos en silencio tomados de la mano, habíamos llegado al Centro Coronario. Necesitábamos tiempo para salir del viaje que acabábamos de hacer.
Habíamos transitado por todas las energías que nos constituyen, nos habíamos desplegado y manifestado a través de cada una de ellas. Estábamos más en contacto y más plenos.
La explicación teórica con la que me proponía fundamentar el trabajo vivencial tuvo poco espacio e interés. En cambio era mucho más importante lo que habían sentido y lo que se llevaban. Nos despedimos con agradecimiento mutuo. Yo también estaba conmovida.
Se había relajado el intelecto como única puerta de entrada de conocimientos, permitiendo a las otras inteligencias (o Centros) realizar su propio aprendizaje.
Autora: Patricia Ríos
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