EL YOGA DE LA SEXUALIDAD
Entre el fitness y la meditación, libera de las tensiones emocionales y físicas que obstaculizan el placer
Autor: Mayte Suarez Santos
En el yoga de la sexualidad se reúnen los beneficios de una antigua práctica oriental , el yoga, con los de un nuevo “fitness” occidental que propone fáciles ejercicios isométricos -contracciones estáticas sin movimiento- y otros isotónicos – contracciones dinámicas, con movimiento-.
El objetivo es estimular, entrenar y reeducar los músculos de la zona pélvica y de los muslos implicados en la relación sexual y que en la vida de cada día son poco ejercitados.
Además, el yoga de la sexualidad libera tensiones y relaja el abdomen. En conjunto, una serie de factores que aumentan la sensibilidad sexual y acrecientan el placer y la salud de la pareja.
Cuando el flujo de la energía vital , denominado “prana” en Oriente, está bloqueado a causa de tensiones físicas o emocionales , las consecuencias físicas son frecuentemente la respiración corta, jadeante y la contracción forzada de los músculos que, a la larga, facilitan la aparición de dolores musculares.
El estrés cotidiano produce también una serie de emociones negativas, depresión, fatiga crónica , baja autoestima, tristeza y miedo, debilitando la energía que gobierna la sexualidad, la creatividad y la vitalidad.
Desde el punto de vista muscular, tanto la mujer como el hombre tienen poca habilidad, fuerza y agilidad en los músculos del amor que participan en el acto sexual. Esta “enfermedad sexual” hace que nos alejemos de nuestro cuerpo y de toda la riqueza de sus emociones y pasiones.
Los ejercicios del yoga sexual comprenden una parte relativa a la respiración, a la meditación y al stretching. Proponen estiramientos del torso, contracciones musculares y movimientos de la pelvis.
El yoga de la sexualidad se puede practicar a solas o en pareja, mejor por la mañana , al despertar o bien por la noche, antes de ir a dormir, durante al menos un cuarto de hora.
Es importante realizar estos ejercicios en ayunas: las flexiones del torso hacia delante y hacia atrás, los movimientos de la pelvis y las contracciones de los músculos del abdomen podrían resultan molestos con el estómago lleno.
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